Iruya es un pequeño pueblo enmarcado entre las montañas en un imponente paisaje, cortado por los ríos Milmihuasi y Colanzulí, esta a 2.780 metros sobre el nivel del mar, y a 320 Kilómetros de Salta Capital.
Sus calles son angostas y empedradas, con casas de adobe, piedra y paja.
A resguardo del resto del mundo, este pueblo de raíces indígenas vive con sus ricas tradiciones intactas. Sus habitantes continúan criando ovejas, cabras y llamas, cultivando maíz, papa e intercambiándolo en el mercado.
En la zona se encuentran las Ruinas de Titiconte, un sitio arqueológico, con restos de una fortaleza precolombina y edificios con terrazas cuadradas y circulares.